Variedad de vida en la Tierra (plantas, animales, hongos y otros microorganismos) y los patrones naturales que ésta forma constituyendo una red de vida de la que los humanos somos parte integral y de la que dependemos plenamente. Incluye a las más de 1.75 millones de especies identificadas, a las diferencias genéticas dentro de cada especie y la variedad de ecosistemas en donde éstas se desarrollan. La riqueza derivada de la combinación de formas de vida y sus interacciones entre sí y con el resto de su entorno es lo que ha permitido a los seres humanos crecer y desarrollarse en el planeta; esta riqueza es el “cimiento ecológico” del mundo y por ello estamos obligados a preservarla para las siguientes generaciones. La Convención sobre la Diversidad Biológica (en vigor desde 1993) establece que son tres sus objetivos principales: la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos.
Las principales causas de la pérdida de biodiversidad son el cambio climático, la contaminación, la destrucción de hábitats, la introducción de especies exóticas en un medio que no es el suyo y el cual terminan por colonizar, y la sobreexplotación de los recursos naturales.
México es uno de los países con mayor diversidad biológica pues alberga entre el 10% y el 12% de las especies del planeta. Ser uno de los pocos países megadiversos debería impulsarnos a tratar de conservar a toda costa esa riqueza; desgraciadamente México es también parte de los países que enfrentan las más altas tasas de pérdida de especies y ecosistemas.
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