Se refiere al uso de transportes que, de manera total o parcial, son impulsados por energía eléctrica. Incluye tanto a los que usan baterías, como los vehículos híbridos y eléctricos que se enchufan y recargan, como a aquéllos que se mantienen conectados a la línea eléctrica, como el metro. Además de mejorar la eficiencia en el transporte, la electromovilidad conlleva importantes beneficios ambientales al reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles.